RENACIMIENTO

El término “renacimiento”, fue acuñado en el siglo XIX por el historiador francés Jules Michelet para nombrar al movimiento cultural y artístico que tuvo lugar en Italia en el siglo XVI, en el cual el Hombre se refundó a si mismo y anticipó así el mundo moderno. Más tarde, el suizo Jabob Burckhard, lo caracterizaría como un renacer de la cultura griega y romana y como un cuestionamiento a la autoridad de la Iglesia.


Hacia el siglo XV, españoles e italianos comerciaban con Oriente y adquirían productos lujosos como seda, especias y cerámicas que eran revendidos a altos precios en el continente europeo. Este comercio trajo enormes riquezas a las ciudades-estado de Italia como Florencia donde la familia Medici acuñó una enorme riqueza. Los Medici iniciaron sus actividades abriendo oficinas en Oriente a comienzos del siglo XV donde ya utilizaban “cartas de Cambio” precursoras de los cheques.

Cosimo de Medici utilizó este poder económico para transformarse en el regente de facto de la ciudad, aunque carecía de título oficial. Además aprovechó su dinero para patrocinar artistas, arquitectos y hombres de ciencia que tradujeron para él los primeros escritos de Platón al latín. En 1437 Filippo Bruneleschi ganó el concurso para la construcción del domo de la Catedral de Santa María del Fiore, cuyo diseño se inspiró en los edificios de la Roma clásica. La obra de Filippo es considerada la expresión máxima de la arquitectura renacentista. El nieto de Cosimo, Lorenzo “El Magnífico”, continuó su obra de mecenazgo patrocinando artistas como Michelangelo y Leonardo da Vinci.

El escolasticismo, la doctrina que asegura que la verdad solo se alcanza a través de la autoridad de la Iglesia y los textos bíblicos, dominó la enseñanza durante gran parte de la Edad Media a través de figuras como Anselmo de Canterbury. Nacido en Italia en 1033, San Anselmo priorizó la fe sobre la razón y trató de probar la existencia de Dios en su obra “De Veritate”(La verdad) donde argumenta que todas las criaturas deben su ser y valor a Dios como fuente de toda verdad.

A partir del siglo XIV, se desarrolla en las universidades el humanismo que propone un nuevo método de enseñanza: el studia humanitatis que se componía de 5 disciplinas reunidas en el “trivium” (gramática, retórica y lógica), y el “quadrivium” (geometría, aritmética, astronomía, música). La gramática incluía el uso del lenguaje, literatura e historia, mientras que la dialéctica estaba dominada por la lógica aristotélica. La retórica, por su parte, se enfocaba al arte de la persuasión, de convencer al público de la verdad de lo que se estaba diciendo.

El humanismo busca nuevos métodos de razonamiento, propone liberarse del dogmatismo del escolasticismo y volver a los textos griegos y romanos. Entre sus figuras principales podemos señalar a Dante Alighieri , Francesco Petrarca, Pico della Mirandola, Erasmo de Rotterdam. Muy crítico del papado, Erasmo destaca por su confianza en la humanidad y en la educación como medio de alejar al hombre de la estupidez y la ignorancia. En su obra “El precio de la locura” (1509) se burla de la vida monástica y de los abusos de la Iglesia. En Inglaterra, Tomás Moro, en “Utopía”(1516), escribe sobre una isla imaginaria donde no existe el dinero y la gente pasa su tiempo haciendo buenas acciones en beneficio de los demás.


Imágenes: Wikipedia 

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