AL PIE DEL FAMATINA




El valle Antimaco-Los colorados, una cuenca tectónica rellena de sedimentos aluviales, se extiende con orientación meridiana entre los cordones montañosos de Velasco y Famatina, en la provincia argentina de La Rioja. En un ambiente desértico, donde las posibilidades de desarrollo productivo están fuertemente condicionadas a las disponibilidad de agua, las ambiciones desplegadas por grupos foráneos; ponen en peligro una vez más este preciado y escaso recurso.




El cerro General Belgrano, con 6250 metros, es el pico más prominente del Famatina. Este cordón montañoso, perteneciente a las sierras pampeanas, está compuesto en su mayor parte de rocas plutónicas del paleozoico y contiene en sus entrañas reconocidos depósitos de oro, plata, hierro, plomo y uranio. Su orientación norte-sur y su elevada altura lo convierten en un gran condensador de humedad de los vientos provenientes del este que descargan sus escasas precipitaciones de 200 mm anuales en sus laderas en forma de cortos chaparrones estivales o esporádicas nevadas invernales. La gran altura mantiene además un manto de nieves eternas en los nevados, que alimentas los escasos ríos permanentes del valle. Desde el este, en cambio, pocos cursos descienden, debido a la “sombra” que proyectan sobre las lluvias las alturas de Velasco.

De caudal muy reducido (2 m3/seg), los ríos Amarillo, Oro y Miranda bajan del Famatina para dar vida a los oasis que se asientan sobre los conos de deyección que estos forman al salir al valle: Famatina, Chilecito, Nonogasta, Sañogasta. El riego ha permitido el desarrollo de una agricultura intensiva con producción de vid, olivo, peras, tomates, nuez, pimiento, jojoba (recientemente); que alimentan la pequeña agroindustria vitivinícola y aceitera. La quebrada del río miranda, poblada de cardones, se ha aprovechado para la construcción de la Cuesta de Miranda, un camino de cornisa con farallones rojos de hasta 300 metros que conecta al valle con Villa Unión. En medio de tantas bellezas naturales, el turismo se levanta como una alternativa clara a la modesta economía local.

El clima es marcadamente continental. La sequedad produce una marcada amplitud térmica mientras que la gran insolación aumenta la evaporación. La vegetación del valle debe entonces adaptarse a las condiciones climáticas y a suelos de escaso contenido de materia orgánica, arenosos, pedregosos o salinos. Entre los árboles característicos se encuentra el algarrobo blanco. Los indígenas de la región ya lo aprovechaban y lo llamaban taco o tacú. Fuente de carbohidratos y proteínas, con sus frutos se preparan bebidas como el arrope o la aloja (fermentada) o un pan amasado conocido como patay. La madera dura y muy preciada se utiliza para la fabricación de marcos, puertas, parqués, muebles, postes de alambrado o carbón. La tala a través de miles de años ha dejado pocos ejemplares de gran porte (hasta 12 metros), hoy crecen solitarios y se valora mucho la sombra que proyecta su copa frondosa. La vegetación se completa con jarillas (también muy afectada por ser utilizada como combustible), cardones y vegetación herbácea.

Chilecito, con 48.000 habitantes, es la localidad más importante del Valle y la segunda en la provincia. El área fue asiento en tiempos prehispánicos de comunidades diaguitas relacionadas con el imperio incaico. Estos grupos practicaban la agricultura con asistencia de riego y terrazas de cultivo y ya explotaban los recursos minerales del Famatina. Con la llegada de los españoles, la explotación se hizo más intensa, especialmente después de la fundación de la ciudad en 1714, que recibió entonces el nombre de Santa Rita. La Riqueza minera permitió a la provincia gozar de cierta independencia y hasta acuñar su propia moneda. Hacia 1826 estalló el conflicto con el gobierno federal, cuando el Presidente Bernardino Rivadavia aprobó una ley declarando propiedad nacional las tierras públicas y “demás bienes inmuebles”. El entonces gobernador Facundo Quiroga opuso férrea resistencia a las intenciones porteñas de explotar el Famatina y la guerra civil no tardo en estallar en el norte cuando Buenos Aires envió un ejército a reprimir a las provincias rebeldes.

A principios del siglo XX la explotación minera recibió nuevo impulso gracias a inversores británicos que construyeron un cable carril inaugurado en 1905, tenía 34 kilómetros de largo y ascendía hasta los 3520 metros. Tras el cierre del mismo en 1920, la mina “La Mejicana” permaneció sin explotar, hasta la llegada en 2005 de la transnacional Barrick Gold. Esta empresa, planea la explotación de los metales de Famatina con el método “a cielo abierto”, para lo que requerirá enormes cantidades de agua, un bien escaso y muy preciado en el valle. Vecinos de Chilecito, bajo el lema “El Famatina no se Toca” impulsaron la aprobación por parte del poder legislativo provincial de la ley 8137 que prohibía la minería a cielo abierto en toda la provincia y la 8138, que impulsaba un plebiscito vinculante sobre el tema. Sin embargo, tras la asunción del nuevo gobernador, Beder Herrera (que durante la campaña había apoyado estas reformas), ambas leyes fueron derogadas en diciembre de 2008 y en febrero de 2009 se produjo una violenta represión contra los asambleístas.

Portada: Famatina, por Guillogaitan- Panoramio. 
Imagen satelital: Google maps.

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