MAYO EN MADRID, MAYO EN BUENOS AIRES.





Luego del motín de Aranjuez Madrid había sido ocupada por las fuerzas de Murat, aunque el poder simbólico estaba en manos de una junta. El 2 de mayo de 1808 una multitud se reúne frente al Palacio Real para presenciar lo que iba a ser el traslado de los últimos miembros de la familia real hacia Bayona, donde Fernando y Carlos ya habían abdicado a favor de José I. Ante la inminencia de la partida del Infante Francisco de Paula, la multitud estalla en gritos y penetra en el palacio para impedirlo. La Guardia Imperial francesa reprimirá con violencia la revuelta disparando a la multitud. Se extiende así la insurrección popular, en la cual no participaron los cuerpos militares (salvo uno) ni los sectores aristocráticos: “afrancesados” y mimetizados con el nuevo poder.


Pronto Murat logrará sofocar todos los focos de rebelión y crear una comisión que fusila a cientos de españoles capturados con armas. Pero el ejemplo no cunde, por el contrario las protestas se expanden por todo el país. Empieza así la Guerra de Independencia Española contra el invasor francés. Al ejército español se suman en agosto de 1808 60.000 ingleses al mando de Arthur Wellesley, Duque de Wellington,150.000 portugueses y miles de civiles que se organizan en juntas locales y grupos guerrilleros liderados por caudillos populares.



La derrota del ejército francés en Bailén, el 19 de julio de 1808, lleva al mismo Napoleón a intervenir. La Grande Armée invade España y una a una las ciudades peninsulares caen bajo la bota del emperador.



El 25 de septiembre se había constituído en Aranjuez la Junta Suprema Gubernativa para asumir el poder mientras el rey estuviera ausente, pero ante el avance del ejército imperial se traslada a Sevilla. El 22 de enero de 1809, la Junta Central de Sevilla declara a los virreinatos parte esencial de la monarquía, pide su colaboración en la guerra y el envío de diputados a la misma. El 28 de febrero de 1810 llama a las colonias a organizar juntas populares. La primera de estas jurará en nombre de Fernando VII el 19 de abril en Caracas.



Al comenzar el año 1810 la agitación crece en Buenos Aires. El 13 de mayo una fragata inglesa había traído periódicos en los que se informaba acerca de la caída de la última Junta de España, pero el virrey esperó hasta el 18 para anunciar lo ocurrido a la sociedad. El 20 de mayo Cisneros reúne en la Fortaleza a los jefes militares para pedir su apoyo. Los patriotas decidieron que Castelli y Martín Rodríguez se presentaran ante el Virrey para exigirle la reunión de un Cabildo Abierto, Cisneros finalmente acepta.



El 22 de mayo alrededor de 250 invitados comenzaron la sesión. El escribano del Cabildo, Justo Nuñez, aconsejó acatar la autoridad del Virrey. El obispo de Buenos Aires, Benito de Lué y Riega sostuvo que los españoles debían continuar gobernando en América y los criollos sólo podrían llegar a ejercer el poder cuando no quedara ningún español en estas tierras. Juan José Castelli fundamentó los derechos del pueblo de Buenos Aires para ejercer su soberanía y formar un nuevo gobierno ante el cautiverio de Fernando VII y la disolución de la Junta Central de Sevilla. Ruiz Huidobro sostuvo que Cisneros debía cesar en el mando por haber caducado la autoridad que lo nombró. El fiscal Villota afirmó que las resoluciones de los vecinos porteños carecían de validez porque no representaban a todo el virreinato. Juan José Paso, sostuvo la necesidad de establecer en Buenos Aires una Junta Gubernativa lo antes posible. A continuación se decidió votar una propuesta, pero el escrutinio se postergó para el día siguiente.



El 23 de mayo el recuento de los votos arrojó las siguientes cifras 155 votos por la destitución del Virrey y 69 por su continuación en el mando. Pero una maniobra del Cabildo permitió designar una Junta Provisional presidida por el propio Virrey. Cisneros aceptó pero decidió consultar con los jefes militares que no lo apoyaron. El 24 de mayo, cuando se conoció la noticia, la agitación cundió por la Plaza Mayor y los cuarteles de Patricios. El descontento estaba encabezado por Domingo French, Antonio Beruti. El Virrey finalmente renunció y los patriotas decidieron presentar al Cabildo los nombres de las personas que integrarían la nueva Junta de Gobierno.


El 25 de Mayo, ante la presión popular el Cabildo aceptó la renuncia de la Junta. Un grupo de jóvenes encabezado por Beruti se presentó en la sala de Acuerdos y dio a conocer la nómina de las personas que integrarían la nueva Junta Gubernativa. Los cabildantes exigieron la ratificación del petitorio por el pueblo congregado en la plaza. El síndico Leiva se asomó al balcón y al ver solo a un pequeño grupo de vecinos preguntó: "¿Dónde está el pueblo?", a lo que los patriotas respondieron que se tocase la campana del Cabildo y se abriese los cuarteles. Sin medios para resistir, los cabildantes reconocieron la autoridad de la Junta Revolucionaria.

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