ALASKA: ORO, SALMÓN Y PETRÓLEO




El 17 de julio de 1897 llegaba al Puerto de Seattle el buque Portland trayendo al continente la noticia acerca del reciente descubrimiento de oro en Klondike, en las lejanas nacientes del río Yukón. En medio de una aguda crisis económica mundial, la noticia encontró dispuestas a miles de personas a dejar atrás sus hogares y a creer que una real oportunidad de cambiar su vida se abría de pronto ante ellos.



Se estima que alrededor de 100.000 personas iniciaron un viaje de más de 3.500 kilómetros que probaría ser peligroso y en extremo difícil. Ropa, alimento, herramientas, elementos de camping, equipos de transporte; la policía montada canadiense exigía que cada minero, o “stampeder”, iniciara su travesía con recursos necesarios para un año. Esto benefició enormemente a los comerciantes de la ciudad de Seattle que probablemente se beneficiaron más de la fiebre del oro que los propios mineros.



El viaje llevó a los stampeders a través de una ruta salvaje, tan mortal para los animales de carga que fue bautizada como “Dead Horse Trail”. Luego vendrían altos pasos montañosos, viento helado, avalanchas, rocas sueltas, rápidos; hasta llegar a destino: Dawson City. Pero ni aún allí encontraron fortuna, porque todos los campos ya habían sido concesionados por los mineros locales. No obstante, algunas de las 40.000 personas que llegaron a destino fueron empleadas localmente en cantinas, hoteles o en las propias minas.





El yukón es el río más importante de Alaska y el tercero en extensión en América del Norte, recorre 3185 km desde su nacimiento en Canadá, hasta desembocar en la Bahía Bristol. Grande ha sido su importancia como vía de penetración para los pueblos primitivos o los exploradores europeos que se atrevieron a desafiar el frío de Alaska. Pero mayor es su valor como sostén de las comunidades que sobreviven allí.



Cada año, el salmón de Chinook, se reúne en la bahía de Bristol para emprender el viaje río arriba hasta los lugares de desove. El trayecto les toma a los peces unos 60 días, durante los cuales no se detienen a alimentarse y dependen enteramente de las reservas de grasa acumuladas. Al llegar a destino, cada hembra cava un pequeño nido en la grava y deposita hasta 14.000 huevos. Luego todas mueren.



Los juveniles, llamados fry, salen del nido en primavera ya desarrollados y se quedan en las nacientes tranquilas alimentándose de plancton e insectos hasta el año siguiente. Es entonces cuando inician el viaje de regreso al océano. En unos 4 a 7 años llegarán a su madurez sexual y reiniciarán el ciclo vital.



El río Yukón fue alguna vez el hogar de la mayor comunidad de salmones del mundo. Las pesquerías comerciales, de subsistencia y deportivas capturaban cada año 4,5 millones de peces adultos, principalmente en Bristol. Sin embargo, a partir de los 90’, comenzó a notarse una merma en el tamaño y número de peces. En 2008 se estimaba que el número se había reducido a la mitad y las autoridades comenzaron a hablar de veda total, sin embargo llegar a un acuerdo entre Alaska y Canadá se hizo difícil. En 2009 se prohibió totalmente la pesca comercial y se restringió fuertemente la de subsistencia, aún cuando las comunidades dependen en forma casi exclusiva de este recurso.



No se conocen ciertamente los motivos de la merma. Algunos argumentan que podría tratarse de la presencia excesiva de pesqueros en el Mar de Bering. Sin embargo, otros afirman que las causas podrían ser naturales relacionadas con el calentamiento global.


Fairbanks es la ciudad más importante del interior de Alaska. En 1902, el descubrimiento de oro en las cercanías desató una nueva fiebre en la zona que atrajo hacia allí a la población. Durante la Segunda Guerra mundial y la Guerra Fría, la pequeña ciudad desempeñó un papel estratégico como base de operaciones y lugar de emplazamiento de radares y misiles. Pero, fue el descubrimiento de petróleo en 1968 en los helados páramos de Prudhoe Bay lo que le dio el inesperado impulso a esta población.



Los pozos de Prudhoe Bay, en plena tundra ártica, son los más importantes de Estados Unidos. Aún así, su producción de 450.000 barriles diarios, es un 72 por ciento inferior al pico máximo registrado en 1987. Con temperaturas de -30ºC y sin ciudades cercanas, la empresa British Petroleum explota hoy los pozos periféricos y no piensa en buscar nuevos yacimientos en la zona. Los derrames de crudo, la contaminación del agua y la emisión de gases de invernadero como óxido de nitrógeno y metano han dañado severamente el ecosistema del norte.




Imágenes:  http://www.lib.washington.edu/
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