LA PUNA





Con una altura media de 3800 m s.n.m., la Puna representa una continuación del Gran Altiplano Boliviano. Es un área relativamente plana, con rocas de gran antigüedad y dureza pertenecientes al antiguo continente de Gondwana. Al levantarse la cordillera de los Andes, todo el sector se vio elevado por el empuje desde el oeste, dando lugar a la formación de cordones interiores de orientación predominante norte-sur o al rejuvenecimiento de los que ya existían.



La orogenia andina es evidente, además, en la presencia de numerosos picos volcánicos como el Socompa y el Llullaillaco. Los cordones montañosos interiores encierran cuencas o “bolsones” de fondo plano que han sido rellenados por sedimentos durante el cuaternario y que están ocupados por lagunas o salares. Hacia estas cuencas interiores desaguan los escasos y efímeros ríos de la región hacia donde arrastran además rodados, arenas, arcillas y sales.

La gran altura de la región influye en las condiciones de vida debido a la menor presencia de oxígeno que provoca a toda persona no adaptada el fenómeno conocido como apunamiento. Sin duda la característica sobresaliente de este espacio son las escasas precipitaciones que van de 100 a 300 mm anuales, aunque con posibles tormentas fuertes en verano. El invierno es marcadamente seco. El déficit hídrico determina una muy escasa humedad ambiental, lo que se traduce en una gran amplitud térmica entre el día y la noche, con máximas de hasta 50ºC debido a la intensa radiación solar.

La gran amplitud térmica diaria provoca el fenómeno de denudación continental. Las rocas se dilatan bajo el abrasador calor matutino, y se contraen y quiebran con el frío nocturno, acumulándose en forma de escombros a los pies de las laderas y en los bolsones.

Las condiciones de relieve y clima son muy rigurosas para el desarrollo de la vida y el establecimiento humano. Los suelos son pobres en materia orgánica (arenosos y arcillosos) y la escasa humedad obliga a vegetales (y animales) a buscar estrategias de adaptación: raíces más extensas y profundas, mayor separación entre las plantas para evitar la competencia, almacenamiento de agua en los tejidos, perdida de hojas durante la estación seca, reducción de la superficie de exposición al sol (hojas pequeñas o enroscadas), plantas con formas rastreras o cojín para protegerse se la acción desecante del viento, muerte temporal de la parte aérea de la planta con supervivencia de las raíces durante el invierno, presencia de espinas (utilizado también como un mecanismo de defensa). En general, dominan los arbustos de hasta 40 cm de altura y las gramíneas, aunque la vegetación puede variar fuertemente debido a la exposición, el suelo y la cantidad de precipitaciones. El relieve escarpado, el clima riguroso, la gran altitud y la falta de vías de comunicación, la escasez de precipitaciones y de recursos hídricos; podrían explicar por sí mismos el poco peso poblacional y el pobre desarrollo económico de la región. Sin embargo, constituyó en tiempos coloniales el área más dinámica del Virreinato del Río de la Plata, ligada a la producción de mulas y telas para abastecer el gran centro argentífero de Potosí. Pero, al producirse la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Todo el noroeste quedó marginado del nuevo modelo económico centrado en el puerto de Buenos Aires.

La economía actual se basa en la explotación de los ricos recursos mineros de plomo, plata, cinc, estaño, azufre, boratos y cobre; la cual se realiza con el aporte de capitales foráneos. También se ha desarrollado el turismo con la explotación del recurso paisajístico y la riqueza arqueológica como en la Quebrada de Humahuaca y el Tren de las Nubes. Pero la población en general debe practicar una agricultura de subsistencia que le permite obtener los alimentos básicos como el maíz y la papa. La agricultura de subsistencia se realiza con métodos muy rudimentarios ,incluso solo con un “palo de escabar”, y con muy escasos rendimientos; ya que carecen de fertilizantes o abonos y el suelo es extremadamente pobre. En estas condiciones, no es de extrañar que el hambre se convierta en un fantasma siempre presente en estas regiones. La agricultura se complementa con la cría de ovejas, cabras y llamas.

imágenes: www.inta.gov.ar

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