LA ERA DEL CAUCHO


Hevea Brasiliensis es el nombre científico del árbol del cual se extrae el látex. En 1840, el inglés Charles Goodyear descubrió de manera accidental el proceso de vulcanización, por el cual esta sustancia se transforma en caucho.

La invención del neumático para bicicleta y especialmente el nacimiento de la industria automotriz, provocaron un increemento en la demanda internacional de caucho y un aumento en los precios. Brasil se convirtió hacia 1870 prácticamente en el único exportador mundial, gracias a sus plantaciones naturales en el interior de la Amazonia. La ciudad de Manaos, en el río Negro, fue durante esta época la capital mundial del caucho y hacia allí acudieron miles de trabajadores que se encargarían de extraer la sustancia. Estos eran los “seringueiros” contratados por las aristocracias locales como mano de obra.

El seringueiro acudió a lo profundo de la amazonia solo, sin su familia y al llegar ya debía al seringuirista el viaje y sus instrumentos de trabajo. Analfabeto, endeudado, aislado y sin otros recursos, estaba expuesto a la explotación y la violencia. Estaba obligado a comprar sus alimentos a un precio exorbitante en el almacén local y el sueldo mísero lo mantenía endeudado con el patrón. Además, las enfermedades tropicales, los animales salvajes, la alimentación escasa a base de mandioca dificultaban mucho su situación.

Pero el monopolio brasileño del látex resultaba molesto para las superpotencias industriales que consideraban la producción irregular y de mala calidad. La solución, y el principio del fin de la era amazónica del caucho, llegó en 1876; cuando Henry Wickham logró recolectar 70.000 semillas de hevea y sacarlas del Brasil, pese a la condena de muerte con la que estaba penado su contrabando. Para 1915, las colonias inglesas , holandesas y francesas en Asia ya controlaban el comercio mundial de látex y las ciudades brasileñas del caucho cayeron rápidamente en la decadencia.

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