Y.P.F
General Enrique Mosconi. |
El
13 de diciembre 1907, mientras técnicos alemanes buscaban agua en
Comodoro Rivadavia descubrieron petróleo por casualidad. Tres años
más tarde, el presidente Roque Saénz Peña creó el primer
organismo estatal de hidrocarburos: la Dirección General del
Petróleo, bajo la responsabilidad del ingeniero Huergo. En 1922,
Enrique Mosconí, Director del Servicio de Aeronáutica del Ejército,
encontró dificultades para adquirir combustibles para sus
entrenamientos por parte de la empresa americana West
India Oil Company (WICO). El presidente Hipólito
Yrigoyen suprimió entonces la Dirección General de Explotación de
Petróleo y creó la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales. El 19 de octubre de ese mismo año, el presidente Marcelo
Torcuato de Alvear, designó a Mosconi como Director General de YPF.
Al
asumir su cargo Mosconi se propuso luchar contra los trust
internacionales y expandir la participación estatal en
hidrocarburos: Al asumir “La institución sólo producía
348.888 metros cúbicos de petróleo anuales…en 1925 inaugura la
destilería de la Plata, en 1929, rebaja el precio de la nafta y en
1930, establece el precio único de nafta en todo el país, en
momentos en que la producción de YPF alcanza a 872.171 metros
cúbicos anuales...”. La empresa logró llegar a zonas alejadas
del país, instalar destilerías y surtidores en los centros urbanos
más importantes, ampliar los yacimientos con los de Plaza Huincul y
Salta y exploraciones en las provincias. Establece plantas de
almacenamiento en varias ciudades y arma la primera flota petrolera.
En 1922 YPF contaba con un solo surtidor, al abandonar Mosconi su
puesto en 1930, la empresa tenía 2.320 y se había transformado en
la petrolera más importante de Latinoamérica.
Si
bien Mosconi fue desplazado luego del golpe de Estado de 1930, las
fuerzas armadas continuaron ligadas a la explotación petrolera
manteniendo el enfoque nacionalista, ajenas a los vaivenes de la
política. El presidente Justo decretó la organización de la
empresa con su Ley Orgánica donde se la reconocía como un órgano
del Estado Nacional. También sancionó la primera Ley Nacional del
Petróleo en 1935, que establecía regalías para las provincias.
Con
la segunda Guerra, la escasez de insumos limitó el accionar de la
firma, agudizada además por las malas relaciones del gobierno
peronista con los Estados Unidos, desde donde provenían los equipos
necesarios para continuar con las explotaciones. Esto derivó en una
profunda crisis energética. La situación llevó al gobierno a
considerar la incorporación de capital privado que terminó con la
firma de contratos con la California Argentina de Petróleo,
subsidiaria de la Standard Oil de California. Esta política fue
duramente criticada, especialmente por el líder opositor Arturo
Frondizi.
El
24 de julio de 1958 Frondizi lanzó la “Guerra
del petróleo” con el objeto de reducir las importaciones e
intensificar la producción. A fines de 1958 promulgó la nueva Ley
de hidrocarburos, que estableció el dominio nacional en
combustibles, delegado en dos empresas YPF y Gas del Estado. Pero por
otro lado, contradiciendo sus propias afirmaciones, se firmaron
también contratos con empresas privadas. El éxito de la política
de Frondizi se tradujo en duplicar
su producción en sólo cuatro años y en el
logro del auto abastecimiento por primera vez en la historia del país
en 1962. El siguiente presidente democrático, Arturo Illia, anuló
los contratos petroleros argumentando que no estaban aprobados por el
Congreso.
Durante
la Revolución Argentina y el Proceso de Reorganización Nacional se
obligó a YPF a ceder frente a las compañías privadas gratuitamente
yacimientos con reservas y con todo el aparato productivo instalado.
Empresas a las que se compraba el crudo mucho más caro. En 1983
Alfonsín recibió entonces una empresa endeudada en 4.300 millones
de dólares y con limitados recursos. El Plan Houston fue anunciado
por el
Presidente en esa ciudad norteamericana, en marzo de 1985. Se
pusieron a disposición del capital privado 1.300.000 km2 con el
objeto de recuperar la producción. El plan es considerado un
fracaso, pero en 1988 se logró recuperar el auto abastecimiento.
Con
la llegada de Menem y la Reforma del Estado, se entregó a José
Estenssoro el control de YPF que inició la desregulación del
sector y su posterior privatización. La
consulta norteamericana Mc Kinsey & Company recomendó achicar
YPF y vender activos. Estenssoro propuso entonces la progresiva
privatización de la empresa. Apoyado por el sindicato, se solicitó
el retiro voluntario de numeroso personal y la terciarización de
servicios. Se vendieron activos, áreas, cuencas , destilerías,
oleoductos, la exploración se redujo en un 90 %, las reservas en un
50 % y los empleados en 30.000. La empresa pasó a tener una planta
de 5.600 empleados. En Salta despidieron a 3.400, en Neuquén a 4.246
y en Comodoro Rivadavia a 4.402 empleados entre 1990 y 1997. La
española Repsol desembarcó en argentina en 1996 con la compra de la
petrolera Astra. En 1999 adquirió el 99 % del paquete accionario de
YPF. Desembolsó 15.000 millones de dólares. En
Plaza Huincul, Neuquén, la privatización provocó serias protestas
y puebladas. En 1997 se desataron cortes de rutas en Neuquén,
Tartagal y Mosconi, en Salta.
En
los últimos años la declinación en la extracción por parte de YPF
fue constante. En 2011 fue de un 27,8% respecto a 2003. El pico de
extracción de petróleo se alcanzó en 1998.
(Este artículo será actualizado con una segunda parte en la que se contemplará el período Repsol-YPF, la Nacionalización y la actualidad de la empresa.)
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