LA HOMINIZACIÓN Y EL CAMBIO CLIMÁTICO

La hominización, el proceso de transformación evolutiva de los primates hacia el homínido, comenzó en el este de África, en el Valle del Rift, hace aproximadamente seis millones de años. Las transformaciones sufridas por los primitivos humanos abarcan aspectos físicos como el bipedismo, la modificación de las mandíbulas y los dientes, el crecimiento del cerebro; así como habilidades tales como el uso de herramientas y la capacidad de comunicarse.

El Valle del Rift se prolonga en África Oriental desde la Meseta Etíope hacia el sur por unos 3.700 kilómetros, con un ancho de hasta 250 kilómetros. El paisaje semidesértico posee picos volcánicos, mesetas, valles y una serie de grandes lagos de agua dulce que acogieron los primeros asentamientos humanos. Este paisaje variado es producto de una transformación reciente, originada en el movimiento de las placas continentales y  las fuerzas del manto terrestre.

Ardipithecus ramidus (fuente NY Times)
Todo el este africano poseía hace unos diez millones de años un clima cálido y húmedo que favorecía el desarrollo de un bosque tropical. Pero la profundización del valle y el levantamiento en el este de un borde elevado modificaron paulatinamente el clima de la región. El borde oriental impidió el ingreso de aire húmedo proveniente del Océano Indico causando una fuerte disminución en las precipitaciones, las temperaturas disminuyeron y la vegetación comenzó a cambiar, los bosques desaparecieron y fueron reemplazados por la sabana.

Este drástico cambio en el clima y La disminución del área boscosa pudo ser el desencadenante del proceso de hominización y el bipedismo. El Ardipithecus ramidus, que vivió hace unos 4,4 millones de años, era un habitante bípedo de los pastizales, pero pudo haber recurrido a los árboles para buscar refugio o alimento. La hipótesis de la sabana explica el bipedismo por la necesidad de estas criaturas de erguirse sobre la vegetación para observar el paisaje en busca de alimento,de caminar grandes distancias y de reducir la exposición al calor del sol.

Los homínidos posteriores tuvieron que adaptarse al cambio. Un grupo, conocidos como robustos, entre los que se encontraban el Paranthropus robustu, desarrolló quijadas más fuertes y músculos maxilares poderosos para adaptar su dieta al consumo de raíces, tubérculos, nueces o insectos. Mientras que los gráciles representados por el Australopithecus africanus, mantuvo su dentadura pequeña y diversificó su dieta, incluyendo el consumo de carne, posiblemente como carroñero. La carne resulta más fácil de digerir, utilizando menos energía en el proceso, energía que fue aprovechada para alimentar el crecimiento cerebral.






Comentarios

Entradas populares