METSA BOTNIA
Metsa Botnia es el nombre de una corporación de origen finlandés dedicada a la producción de pasta celulosa que posee plantas en Finlandia y Uruguay.
Es, por volumen de producción, la más importante del mundo; con una producción de 3.770.000 toneladas anuales. La empresa arribó a Uruguay en 1990 y su planta en Fray Bentos posee unos 370 empleados y produce pasta celulosa blanqueada de alta calidad. Su facturación, en 2006, fue de 39,6 millones de Euros. La empresa posee en Uruguay además 170.000 hectáreas de terreno, gran parte de las cuales están sembradas de eucaliptos destinados a abastecer a la planta del 60 % de la materia prima que necesita.
En el año 2005 Botnia inició la construcción de su planta uruguaya, con una inversión de 1.100 millones de dólares, la mayor en la historia de Uruguay. Este país resulta atractivo a las corporaciones multinacionales porque ofrece bajos costos de producción, reducidos impuestos, condiciones laborales flexibles y abundante disponibilidad de materias primas, tierras y agua. Uruguay garantiza a Botnia un poder casi total y las condiciones establecidas no pueden ser modificadas. Diariamente, Botnia toma enormes volúmenes de agua del río Uruguay que es devuelta contaminada y a altas temperaturas. Esto genera olores nauseabundos, lluvia ácida y la muerte de peces.
El sector turístico es uno de los más afectados, especialmente en los balnearios Las Cañas (Uruguay) y Gualeguaychú (Argentina). En este último se estima un descenso del 15 % de turistas debido al temor de la contaminación. Muchos pobladores del área han tenido que emigrar por este motivo. Botnia también afecta la salud de la población. La posible contaminación del agua potable de la zona amenaza a las poblaciones. El uso intensivo de sustancias tóxicas como el fungicida Captan, sustancia prohibida en Finlandia y considerado cancerígeno en Estados Unidos; es uno de los más notables ejemplos.
La instalación de Botnia provocó en 2005 el enfrentamiento entre Argentina y Uruguay, donde nuestro país alega la violación del tratado del Río Uruguay. Los gobiernos han llevado el caso a la Corte Internacional de la Haya, al Tribunal del MERCOSUR y a la Organización de los Estados Americanos. Uruguay y Argentina están comprometidos mediante el Tratado del Río Uruguay, de abril de 1961.
Argentina considera que Uruguay violó el Estatuto del Río Uruguay, ya que la pastera es altamente contaminante y el país vecino no siguió el procedimiento previsto en el estatuto. En mayo de 2006, ante el fracaso de la negociaciones directas, Argentina procedió a denunciar a Uruguay ante la La Haya. Pero este órgano denegó el pedido argentino de ordenar la suspensión de las obras. La misma decisión tomó frente al pedido uruguayo de ordenar el cese de los cortes sobre los puentes internacionales. Sin embargo, Uruguay lograría luego el apoyo del Banco Mundial y el tribunal del Mercosur, que pidió a Argentina impedir los cortes de ruta. Argentina, por su parte, lograría el retiro de la española ENCE que decidió relocalizar su proyecto.
La población entrerriana más afectada por el proyecto: Gualeguaychú, encabeza la resistencia argentina a Botnia. Los propios vecinos de esa localidad han emprendido diferentes acciones al respecto: desde manifestaciones en las calles de Buenos Aires hasta el corte de las vías de comunicación con el país vecino, especialmente el Puente Internacional General San Martín. Esta situación ha provocado las protestas del gobierno uruguayo que se queja por la interrupción del libre comercio y los perjuicios en el turismo.
En noviembre de 2006 el conflicto con Uruguay tuvo su momento de mayor tensión cuando los medios informaron que el gobierno del país vecino había decidido movilizar las fuerzas armadas para custodiar la pastera ante un posible atentado desde Gualeguaychú. El corte de la ruta va camino a cumplir tres años. Desde esta orilla del río aseguran que frecuentemente pueden sentirse los olores nauseabundos que desprende la pastera y pueden verse manchas blancas que flotan en el río Uruguay. Aunque de acuerdo a las últimas encuestas el pueblo de Gualeguaychú parece estar quedándose solo en su lucha, cuando el gobierno nacional, el provincial y la opinión pública argentina y entrerriana se manifiestan por una finalización de la protesta; el corte continúa sobre el Puente Internacional invariable sostenido por la firme convicción de los asambleístas.
En el año 2005 Botnia inició la construcción de su planta uruguaya, con una inversión de 1.100 millones de dólares, la mayor en la historia de Uruguay. Este país resulta atractivo a las corporaciones multinacionales porque ofrece bajos costos de producción, reducidos impuestos, condiciones laborales flexibles y abundante disponibilidad de materias primas, tierras y agua. Uruguay garantiza a Botnia un poder casi total y las condiciones establecidas no pueden ser modificadas. Diariamente, Botnia toma enormes volúmenes de agua del río Uruguay que es devuelta contaminada y a altas temperaturas. Esto genera olores nauseabundos, lluvia ácida y la muerte de peces.
El sector turístico es uno de los más afectados, especialmente en los balnearios Las Cañas (Uruguay) y Gualeguaychú (Argentina). En este último se estima un descenso del 15 % de turistas debido al temor de la contaminación. Muchos pobladores del área han tenido que emigrar por este motivo. Botnia también afecta la salud de la población. La posible contaminación del agua potable de la zona amenaza a las poblaciones. El uso intensivo de sustancias tóxicas como el fungicida Captan, sustancia prohibida en Finlandia y considerado cancerígeno en Estados Unidos; es uno de los más notables ejemplos.
La instalación de Botnia provocó en 2005 el enfrentamiento entre Argentina y Uruguay, donde nuestro país alega la violación del tratado del Río Uruguay. Los gobiernos han llevado el caso a la Corte Internacional de la Haya, al Tribunal del MERCOSUR y a la Organización de los Estados Americanos. Uruguay y Argentina están comprometidos mediante el Tratado del Río Uruguay, de abril de 1961.
Argentina considera que Uruguay violó el Estatuto del Río Uruguay, ya que la pastera es altamente contaminante y el país vecino no siguió el procedimiento previsto en el estatuto. En mayo de 2006, ante el fracaso de la negociaciones directas, Argentina procedió a denunciar a Uruguay ante la La Haya. Pero este órgano denegó el pedido argentino de ordenar la suspensión de las obras. La misma decisión tomó frente al pedido uruguayo de ordenar el cese de los cortes sobre los puentes internacionales. Sin embargo, Uruguay lograría luego el apoyo del Banco Mundial y el tribunal del Mercosur, que pidió a Argentina impedir los cortes de ruta. Argentina, por su parte, lograría el retiro de la española ENCE que decidió relocalizar su proyecto.
La población entrerriana más afectada por el proyecto: Gualeguaychú, encabeza la resistencia argentina a Botnia. Los propios vecinos de esa localidad han emprendido diferentes acciones al respecto: desde manifestaciones en las calles de Buenos Aires hasta el corte de las vías de comunicación con el país vecino, especialmente el Puente Internacional General San Martín. Esta situación ha provocado las protestas del gobierno uruguayo que se queja por la interrupción del libre comercio y los perjuicios en el turismo.
En noviembre de 2006 el conflicto con Uruguay tuvo su momento de mayor tensión cuando los medios informaron que el gobierno del país vecino había decidido movilizar las fuerzas armadas para custodiar la pastera ante un posible atentado desde Gualeguaychú. El corte de la ruta va camino a cumplir tres años. Desde esta orilla del río aseguran que frecuentemente pueden sentirse los olores nauseabundos que desprende la pastera y pueden verse manchas blancas que flotan en el río Uruguay. Aunque de acuerdo a las últimas encuestas el pueblo de Gualeguaychú parece estar quedándose solo en su lucha, cuando el gobierno nacional, el provincial y la opinión pública argentina y entrerriana se manifiestan por una finalización de la protesta; el corte continúa sobre el Puente Internacional invariable sostenido por la firme convicción de los asambleístas.
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