LOS RESTAURADORES

Encarnación Ezcurra
Al finalizar su primer período de gobierno Juan Manuel de Rosas entregaba a la Cámara de Representantes los poderes especiales con los que había sido investido. La legislatura le solicitó entonces que permaneciera en el cargo, pero El Restaurador consideró que no estaban dadas las condiciones y rechazó tres veces el ofrecimiento. El 17 de diciembre de 1832 asumía en su lugar Juan Ramón Balcarce. El nuevo gobierno, integrado al menos en un principio también por rosistas netos, contaba además con la presencia de Enrique Martínez en el ministerio de guerra, quien no era del agrado del gobernador saliente. Rosas optó entonces por alejarse de la ciudad y emprendió una campaña contra los indígenas, dejando en Buenos Aires a su esposa Encarnación Ezcurra para dirigir la oposición.



La lucha desatada se desplegó con virulencia en las calles y también en los periódicos, ya que el gobierno de Balcarce había restaurado la libertad de prensa. Los antiguos seguidores de Dorrego fueron calificados entonces de “cismáticos”, mientras que aquellos que permanecían fieles a Rosas eran los “apostólicos”. El 28 de abril hay elecciones y los dorreguistas triunfan. En agosto los apostólicos renuncian al gabinete, la violencia se intensifica. Encarnación, al frente de la tropa rosista, informaba a a su marido del clima que vivía entonces la ciudad: “La política está dada al diablo, esta ciudad está hecha un laberinto” decía en una carta y en otra del 14 de septiembre escribía también “Estamos en campaña para las elecciones, no me parece que las hemos de perder, pues en caso que por debilidad de los nuestros en algunas parroquias se empiece a perder, se armará bochinche y se llevará el diablo a los cismáticos...las masas están cada día más dispuestas, y lo estarían mejor si tu círculo no fuera tan cagado, pues hay quien tiene más miedo que vergüenza, pero yo les hago frente a todos y lo mismo me peleo con los cismáticos que con los apostólicos débiles, pues los que me gustan son los de hacha y chuza.”

El 2 de octubre el gobierno intentó llevar adelante un juicio contra el períodico El Restaurador de las Leyes. La ocasión fue aprovechada por los apostólicos para movilizarse desde los saladeros del sur. La Sala de Representantes prohibió a Balcarce el uso de la fuerza, la ciudad quedó sitiada. El 30 renunció el ministro Martínez, pero el gobernador se resistía a abandonar el cargo. Finalmente, el 3 de noviembre de 1833 la Legislatura lo destituyó y nombró en su reemplazo a Juan José Viamonte.

La lucha continuaba, porque el gobierno seguía en manos de los cismáticos. Encarnación organizó por entonces la Sociedad Popular Restauradora, cuyo brazo armado, La Mazorca, se transformará luego en un importante elemento de presión. Hubo violencia en las calles y muchos adeptos al gobierno emigraron. Sin elementos para oponerse a los apostólicos, Viamonte optó por renunciar el 5 de junio de 1834. La Legislatura aceptó entonces la dimisión y eligió para reemplazarlo a su presidente, el rosista Manuel Vicente Maza, que asumió el 1° de octubre de 1834. La Sala de Representantes, sin embargo, todavía se mostraba reticente a ceder al Restaurador todo el poder. Pero el 16 de febrero de 1835 se producirá un hecho que cambiará esta actitud. En Barranca Yaco, Córdoba, una partida comandada por el capitán Santos Pérez asesinó a Facundo Quiroga. En medio de un clima de consternación, Maza renunció a su cargo el 7 de marzo y la Legislatura designó ese mismo día a Juan Manuel de Rosas gobernador con la suma del poder público.  

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