El COLAPSO DE LAS CIUDADES MAYAS

A través de Yucatán, los mayas alcanzaron su cenit durante el período Clásico, entre el 300 y el 900 D.C. Durante esta etapa, florecieron los grandes centros urbanos: Tikal, Palenque, Copán, Chichen Itzá; desarrollaron su sistema matemático, estudiaron el movimiento de los planetas, produjeron el más preciso calendario y se extendió la escritura jeroglífica. Luego, en forma súbita, esta civilización  se apagó y la mayoría de sus ciudades fueron abandonadas y desaparecieron bajo la selva. Las teorías que tratan de explicar el colapso varían mucho: guerras internas, enfermedades, invasiones violentas, presión sobre los recursos, deforestación y un cambio en el clima.


El colapso del período clásico no fue el primero. Durante el preclásico, cuando ya habían aparecido las primeras ciudades, una crisis golpeó al Yucatán produciendo el primer éxodo masivo. Sin embargo, los centros urbanos lograron recuperarse para desarrollar el pico de su cultura y albergar una población de más de diez millones de habitantes, muy superior a la actual. Luego, entre el 750 y el 950 D.C. se produjo la crisis definitiva y el desastre demográfico. A partir de muestras de suelo en Yucatán y otras regiones, los científicos han establecido que esta crisis coincide con un período de sequías que afectó a la región en forma cíclica a partir del año 760. Las muestras de polen extraídas responden a un aumento de la deforestación y un crecimiento de la agricultura que presionó sobre el delicado medio en el que se asentaba esta civilización.

En el pobre suelo formado a partir de la descomposición de la piedra caliza, los mayas desarrollaron una economía basada en la agricultura de tala y quema para la producción de un monocultivo: el maíz. Mediante el fuego, se limpiaba y fertilizaban espacios de selva que solo podían utilizarse dos o tres años, período tras el cual el suelo se agotaba. El aumento de la población en un momento en que el clima estaba sufriendo un descenso marcado en las precipitaciones pudo haber significado una excesiva presión sobre el medio ambiente del Yucatán.

El clima de esta región se caracteriza por sus lluvias abundantes, sin embargo estas se concentran fuertemente en una época del año: entre junio y septiembre, cuando aumenta la actividad convectiva de la atmósfera relacionada con la ITCZ o “Ecuador meteorológico”. Pero poca del agua caída queda en la superficie en forma de cursos fluviales, la mayor parte se filtra a través de la roca porosa y alimenta el sistema subterráneo. En ocasiones, una caverna labrada por la descomposición química de la piedra caliza, colapsaba y se abría al cielo para formar un pozo de agua dulce o cenote. Cada gran centro urbano tenía su cenote como fuente y depósito de agua potable. Una disminución de las lluvias, significó seguramente una merma en la cantidad y calidad del agua disponible para las densamente pobladas ciudades.


A la sequía pudieron sumarse otros factores. La creciente población presionó sobre los recursos deteriorando el ambiente, aumentando la deforestación y el agotamiento y la erosión del suelo. A medida que decrecían las reservas de alimentos y los rituales religiosos y sacrificios parecían no funcionar, el liderazgo de las clases gobernantes: nobles y sacerdotes fue quebrándose, primero en los centros más grandes, luego en los menos poblados. Mientras las guerras externas se intensificaban en la búsqueda de tributos y esclavos, las luchas internas desangraban a cada estado maya. Finalmente, las ciudades fueron abandonadas y la población migró al este y al norte en busca de fuentes de agua más estables.

Imágenes: LIFE http://images.google.com/hosted/life


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